lunes, 4 de abril de 2016

Una amistad convertida en arte

  • Los artistas Severiano Monge y Roberto Poza exponen conjuntamente parte de su obra en la sala de exposiciones Círculo Central

    Parte de la exposición. - ISRAEL L. MURILLO
    Parte de la exposición. - ISRAEL L. MURILLO
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La amistad que les une desde hace tres años a Severiano Monge y a Roberto Poza, ha permitido, que por primera vez, hayan unido su arte para mostrárselo al mundo en la sala de exposiciones de la Fudación Caja Círculo. Los dos son ribereños, de Aranda de Duero, algo inusual en esta sala, por eso para ellos es algo especial, como destacó Pedro Torrecilla, de la Fundación Caja Círculo, «nos sentimos orgullos y honrados, porque no es tan frecuente contar en nuestras salas con artistas del sur de la provincia».
Bajo el título 'Caminos de luz', ambos autores nos muestran parte sus creaciones, cada una con su propia personalidad y caraterísticas, tan diferentes, pero que demuestran su maestría y el amor por el oficio. Aunque más que oficio, para ellos es una pasión. Ninguno de los dos se dedica profesionalmente a la pintura, es realmente una afición.
Severiano, con más trayectoria que Roberto, lleva 20 años pintando. «Me metí en un grupo de pintura de gente joven. Luego empezamos a salir a la calle y a participar en concursos de pintura, donde cogí destreza para pintar de una forma rápida». No es la primera vez que expone en Burgos. En sus creaciones se plasma la pincelada ágil, recreando entornos inconfundibles de la calles y las plazas de la provincia de Burgos. Su forma tan particular de captar la luz y de usar el color se refleja en sus lienzos.
Roberto, más joven, experimenta y busca hasta conseguir obras que van desde el realismo más clásico hasta al hiperrrealismo, con temas tan variados como el retrato, el paisaje urbano y el campestre.
Los dos se conocieron en la Sala de la Cultura de Aranda de Duero, donde exponía Roberto. A partir de ahí empezaron a ir a concursos de pintura rápida y enseguida se hicieron amigos. Por eso cuando le propusieron a Severiano exponer en esta sala, vio que, como no tenía una obra excesivamente grande podría 'unir sus fuerzas' con Roberto para llevar a cabo este proyecto conjunto. «Severiano me ha dejado las mejores paredes de la sala», agradece Roberto.
Severiano define su estilo como 'muy personal'. Cuando se pone delante de un lienzo no sabe qué va a pintar, «para pintar yo me dejo llevar, porque en el fondo la pintura sale de dentro». Además como tiene un trabajo que no tiene nada que ver, y para él la pintura es una afición, «pinto lo que quiero y cuando lo haces así, libre, sin ningún tipo de fotografía ni nada real, salen cosas muy interesantes».
Le gusta probar todo tipo de materiales, como la madera o cartones duros, obteniendo resultados muy dispares y sorprendentes. Disfruta enormemente cuando sale de su trabajo y se sube al desván de su casa, donde juega con su imaginación e improvisa lo que le sale, «Cuando disfrutas porque estás interpretando tu forma personal de pintar, salen cosas como está», comenta mientra señala uno de sus cuadros.
Admira a muchos artistas, también burgaleses, como Portilla, Beatriz Garrido o el ganador del concurso AXA, Sebastián Velasco.
Roberto, más reservado, califica su obra como 'tranquila, hecha en casa, más inocente y más clásica', sin mucho contacto con la pintura que se hace ahora. Aunque sí que confiesa que cada vez se va 'contaminando' más de lo nuevo y de lo que le gusta. Es una mezcla de lo real y de su imaginación.
Comenzó a pintar hace 10 años porque le relajaba, sin demasiadas pretensiones. Le gusta ir cambiando, hacer cosas que no tengan nada que ver unas con otras, «me encanta probar mucho, hacer lo mismo te aburre y te limita crear». A pesar de ello absorbe lo que más le gusta de lo que le rodea para transformarlo a su antojo.
Como Severiano, su profesión no está relacionada con la pintura, pero pinta porque «me apetece». Su futuro como pintor ni se lo plantea, «con disfrutar del presente me vale».
Los dos artistas han consolidado su amistad gracias a este 'flechazo' que tuvieron por la pintura. Además de la admiración mutua que se tienen, la posibilidad de aunar su obra en esta misma sala, consigue que la diversidad que tiene cada uno a la hora de expresarse en el lienzo, se convierta en ese 'camino de luz'.

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